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viernes, 16 de octubre de 2009

OPINIÓN

BUENAS INTENCIONES

César Suárez Ortiz

La semana pasada el presidente de los Estados Unidos Barack Obama recibió el nobel de la paz, los elementos que intervinieron para que Obama saliera electo fue su papel con las potencias mundiales para eliminar la producción de armas nucleares, también que le ha adjudicado la promesa de sacar tropas norteamericanas de Irak, además de su postura ante los protocolos de Kioto en ayuda del medio ambiente para frenar el cambio climático. Sin embargo este reconocimiento al presidente norteamericano ha causado grandes controversias debido a que el discurso de Obama no se ha llego a materializar o los que se han cumplido no han llenado las expectativas de la comunidad internacional. Un claro ejemplo es Afganistán dónde la guerra sigue en pie por parte de ambos lados y en los próximos días se aumentara el número de efectivos en territorio Afgano, por otro lado en meses pasados el presidente de Estados Unidos decreto que el embargo económico que tienen sobre Cuba no será levantado por lo menos este año. Tomando en cuenta estos últimos acontecimientos no se puede ligar con las principales causas que causaron la entrega del nobel de la paz. El premio nobel de la paz debe de ser un reconocimiento a personas que hay contribuido activamente a la paz del mundo, pero no solamente en discurso sino en acciones, ya que si seguimos en esta lógica cualquier persona con buenas intenciones con respecto a la paz del mundo podrá ser acreedor de este galardón. Aún así, se debe reconocer los intentos por cambiar hasta cierto punto las relaciones internacionales que habían predominado en la administración de George Bush, y más importante aún el cambio socio-cultural que represento que un afroamericano asumiera la presidencia.

De ahora en adelante lo que le queda a la comunidad internacional es vigilar y presionar a Barack Obama para que se cumpla cumpla con lo que ha prometido en su discurso político, para demostrar por qué fue elegido para recibir el premio nobel de la paz y este reconocimiento no se entregue a personas con buenas intenciones.


¡QUE NO LE DIGAN, QUE NO LE CUENTEN! CRÓNICA DE UNA MARCHA

Nancy Mejía

Eran las 15:00 cuando el contingente de la Facultad de Economía y Ciencias –unas 500 personas- abordamos el metro de Ciudad universitaria para ir hacia la glorieta de insurgentes, rumbo a la marcha en apoyo al SME. Al grito de “¡Transporte gratuito!” los policías nos dejaron pasar, claro no sin antes vernos feo. 45 minutos después llegamos a nuestro destino, el metro insurgentes, ahí, un compa de ingeniería nos consultó a grito pelado que le habían llamado los de Filosofía, que si los esperábamos. Al unísono gritamos que sí, que haríamos un solo contingente de estudiantes.

Esperamos unos 15 minutos. A las 16:00 “tomamos” las calles de la zona rosa gritando consignas como “El ciudadano consciente, se une al contingente”, “el vendedor pirata, se une al contingente”. “El pueblo jodido se une al contingente”. Curiosamente así logramos algunos adeptos.

La gente que comía plácidamente nos miraba como si fuéramos parte de un espectáculo inesperado. Algunos con disgusto, pero los más nos sonreían y enviaban gestos de apoyo. Al doblar hacia reforma lo que vi me erizó la piel: ahí en el ángel de la Independencia había miles de personas, todas con pancartas gritando en una sola voz.

Ahí nos dimos cita múltiples organizaciones y ciudadanas / os: estudiantes de la UNAM, del IPN, de la UPN, Feministas, motociclistas, el sindicato de telefonistas, trabajadores de la UNAM, entre muchos otros. Todos bajo las mismas consignas: “Calderón entiende, la patria no se vende”, “El pueblo unido, jamás será vencido”, “Sí no hay justicia habrá Revolución”…y vaya que todas y todos los que estábamos ahí gritábamos lo de revolución con mucho fervor. Esta marcha no fue sólo por el SME sino por todo el descontento que existe.

La fotografía era impresionante: todo reforma, desde el ángel de la Independencia hasta la avenida Juárez estaba llena. Pasando el Eje Central para llegar hacia el zócalo tomamos 4 calles: Av. 5 de Mayo, Francisco I. Madero, 16 de Septiembre y República de Uruguay. Tardamos 4 horas en pisar las orillas de la plaza de la constitución porque desde las 18:00 estaba muy llena.

Desde el desafuero que no veía una marcha tan nutrida y tan diversa. Es muestra de que las cosas no van bien y de que muchos no estamos de acuerdo en que se pisoteen nuestros derechos, en que no se nos tome en cuenta en las decisiones que nos afectan directamente.

Hoy vi renacer la sociedad civil de la que tanto escuché…y eso me dice que el mañana sí puede ser mejor. Mañana los medios seguramente dirán que a lo más éramos 30 mil pero todos los que estuvimos ahí alzaremos la voz para desmentirlo. ¡Goya, Goya! ¡Cachún, cachún, ra, ra! ¡Goya! ¡Universidad!


LIQUIDACIÓN DEL SME, UNA ÓPTICA A TRAVÉS DEL EJERCICIO DEL PODER.

Allan Orozco Vélez

Diversas opiniones se han manifestado sobre la liquidación de Luz y Fuerza del Centro. Esta vez quisiera compartir el análisis de uno de mis profesores universitarios, el maestro Blas Pérez.

Dentro de la lógica del ejercicio del poder, el panismo, representado por Felipe Calderón, se encontraba fuertemente debilitado tras los resultados de los comicios de julio pasado, donde el PRI arrasó, logrando casi mayoría absoluta en la Cámara de Diputados, lo cual evidentemente dificultará la labor de Gobierno calderonista durante los próximos tres años. Además, la salida de Germán Martínez al frente del panismo, supuso la llegada de César Nava, personaje muy apegado al presidente. La falta de legitimidad del Gobierno calderonista, no supuesta ya con base a los resultados de los comicios de julio de 2006, sino en función de los resultados de la actual administración, demanda al presidente una acción contundente que lo haga lucir como una figura sólida frente de la nación, y frente del panismo nacional en aras de conformar una candidatura de unidad para buscar la presidencia en 2012.

Si a los factores anteriormente citados, sumamos que a la administración calderonista no le representaba un aliado el Sindicato Mexicano de Electricistas, entonces la decisión de liquidar a Luz y Fuerza del Centro es lo más sensato dentro de la lógica de ejercicio del poder. La decisión se habría tomado posiblemente desde el inicio del sexenio de forma que la administración calderonista únicamente se encargó de conjuntar los factores que produjeran el escenario perfecto para desaparecer a una empresa, que efectivamente era a todas luces ineficiente. Si bien durante los años del sistema político mexicano clásico, los esquemas corporativistas se veían fuertemente relacionados con los sindicatos, la realidad de hoy supone un nuevo tipo de corporativismo, donde una nueva visión política supone aliados como las cúpulas empresariales, antagónicas por definición a las cúpulas obreras. Se trata pues de un reacomodo del sistema político mexicano.

La decisión, si bien genera molestia en sectores específicos de la población, ha sido aplaudida por amplios sectores de la sociedad, entre los que destaca la iniciativa privada a través de sus cámaras empresariales como el CCE, la Coparmex o la Canacintra. Sin embargo, destaca que la decisión ha sido bien recibida por el grueso de los usuarios que recibían el suministro de energía de parte de Luz y Fuerza del Centro. Ahora bien, si a las movilizaciones realizadas en los recientes días por el SME y otras organizaciones, la mayoría de izquierda y disidentes al sindicalismo “charro”, acontecieran actos vandálicos como los ocurridos en la pasada marcha del 2 de octubre (actos presumiblemente fabricados o realizados por conocidos grupos de choque), entonces Felipe Calderón se posicionaría ante la opinión pública como un presidente que tomó una decisión correcta y legítima: terminar con una empresa ineficiente, así como con un sindicato que operaba en la oscuridad, tomándose lujos como la construcción de gimnasios valuados en 104 millones de pesos, entre otras.

Desde luego, resulta lamentable que cada día los derechos de los trabajadores se adelgazan más y más. Sobre todo resulta lamentable la decisión de echar a la calle, de tajo, a otros 40 mil trabajadores, y ojo, no es un asunto de recursos públicos, no se trata sobre si el subsidio de cuarenta y tantos mil millones de pesos anuales era ya insostenible, se pagaron durante muchos años y el Gobierno está dispuesto a hacerlo con sindicatos que sí le representan un apoyo, como el SNTE por ejemplo. Y aunque los factores anteriores no tengan suficiente peso específico, desde la lógica del ejercicio del poder, se trata de un reacomodo de las piezas, de la construcción de liderazgos y de legitimidad.

Será fundamental la posición de los actores “presidenciables”. Peña Nieto se ha mostrado muy tibio, sin embargo Marcelo Ebrard busca posicionarse otra vez como el gran negociador, justo como en el caso Juanito.

Al SME quedará una negociación que podría ser larga y tediosa, donde buscará, primero, la mayor colocación posible de trabajadores sindicalizados a la CFE, que supuestamente se encargará ahora del suministro de energía en la zona centro del país, y segundo, la búsqueda de posiciones en el Sindicato Único de Electricistas de la República Mexicana, pues poder ganado, es poder que no se quiere perder.


OPACA DECISIÓN

Juan Manuel Ramírez Velasco (JockRavez)

La abrupta extinción de la Compañía de Luz y Fuerza del Centro, parece generar más dudas que respuestas. Si bien, existen diversas interpretaciones de lo que sucedió, ninguna -hasta este momento- logra despejar el nebuloso panorama. Es así que, a mi parecer, son dos los puntos medulares que se deben dilucidar: 1) Las causas; y, 2) La forma.

Si bien, el Ejecutivo Federal -a cargo de Felipe Calderón- justifica, en la exposición de motivos del decreto que expidió para la extinción de LyFC, las causas que lo llevan a tomar una decisión de esa naturaleza, no satisface del todo las dudas que surgen alrededor de la decisión; es más, pareciera no existir relación lógica alguna entre los reportes del desempeño de la compañía, con lo expuesto en el decreto.

Por si fuera poco, resulta más que sospechoso que, tras una larga discusión pública entre el Secretario del Trabajo, Javier Lozano, y el recién electo líder del Sindicato Mexicano de Electricistas, Martín Esparza -y de la evidente enemistad entre este último, y el Gobierno Federal-, el conflicto haya derivado en el cierre de la compañía; es decir, el panorama pinta a que este conflicto es de carácter político, y no económico, como se ha declarado de manera oficial.

Por otra parte, la forma en la que se extinguió la compañía -y posterior al proceso que ya todos conocemos-, parece un tanto atropellada. Muchas han sido las críticas que se han lanzado en contra del método por el que optó el Ejecutivo; el espectro de la inconstitucionalidad ronda por el decreto que se expidió. Sin embargo, sólo un análisis serio, y minucioso, de la validez constitucional del decreto podrá despejar las dudas que han surgido, de otra manera, el conflicto puede derivar en uno mucho más severo.

En realidad, es difícil tomar una posición frente a este conflicto. Tan es cierto que los sindicatos están inmersos en un mar de corrupción -al igual que muchos organismos públicos-, como también que el Gobierno Federal está siendo selectivo, y parcial. De existir un verdadero interés por sanear las instituciones públicas -cualesquiera que sean-, se habría empezado por otros sectores como el Educativo -entiéndase SNTE-, o el petrolero. Habrá que aguardar a las consecuencias de esta opaca decisión.


¿DEMOCRACIA O AUTORITARISMO?

Miguel Angel Flores

Cuando la Secretaria del Trabajo y Previsión Social (STPS) y su titular Javier lozano deciden desconocer la victoria de Martín Esparza como secretario general del Sindicato Mexicano Electricistas (SME) se forma una arena de política, donde PAN y PRI polarizan el conflicto al seno del legislativo, pues en primera instancia un factor que logra llevar a Vicente Fox Quezada a la silla presidencial es el desarme de los sindicatos como efecto de la venta de paraestatales desde 1980 hasta el 2000, que debilitó el sistema clientelar, corporativo y autoritario, que sustentaba una ficción de democracia.

Este régimen corporativo quedó intacto en el gobierno foxista y el capital político que sembró, fue cosechado por el gobierno de Felipe Calderón Hinojosa; se allega al SNTE, STPRM, SNTISSSTE; por mencionar los más obvios. Lo anterior nos muestran que el Partido Acción Nacional sigue operando con la misma estructura priista, y que aplasta, con toda la fuerza del estado, a cualquier sindicato disidente o que se visto como un obstáculo para sus fines

Conforme el problema madura se agregan más actores a la controversia; el PRD y otras fuerzas de izquierda defienden la causa sindical por ser un posible capital político en tiempos electorales. Y por otro lado, en apoyo a las acciones del ejecutivo, de los empresarios de política, como la CCE, CONCAMIN, CANACINTRA, COPARMEX, etc. presionan por fuera para la posible privatización de LFC.

¿Pero cuál es el verdadero problema para el gobierno panista? No es que las elecciones internas del SME hayan sido opacas e incluso fraudulentas, No es la situación financiera insostenible de LFC. Es la posible reconfiguración de la estructura que mantuvo en el poder por más de 70 años al PRI y de la cual el PAN se ha apropiado en su mayoría. El efecto Peña Nieto que se espera para las elecciones del 2012 necesita de la reconstrucción de sus aliados infalibles, los sindicatos. Se esta resolviendo un problema político, disfrazándolo de problema administrativo. El sistema se permite borrarlos porque ya no son sustantivos y se niega a pagar los costos políticos y económicos que le implicaba mantener sus prebendas y por el poco beneficio que le retribuye mantenerlas.

A corto plazo las acciones autoritarias del gobierno panista están encaminadas a fines mucho más vulgares; los económicos. La conocida guerra por la fibra óptica entre calderón y el SME en la que el segundo disputaba por la concesión de la red de mil 100 kilómetros de fibra óptica, propiedad de Luz y Fuerza del Centro, para instalar operar y explotar un sistema de telecomunicaciones, por lo que podría ser una competencia verdadera para Telmex y cablevisión, que ofrecen un servicio de internet. Esto desata toda una serie de relaciones opacas y furtivas en las que el gobierno pretende, como siempre, favorecer a los grandes monopolios y duopolios, que nacieron con la privatización de las empresas nacionales, que en su momento fueron catalogadas de improductivas, onerosas y no rentables y que a la postre han hecho nacer a uno de los hombres mas ricos del mundo, Carlos Slim Heliú.

El ejecutivo arranca de raíz al sindicato al desaparecer LFC, una acción razonable, puesto que no puede generar más oportunidades de elección, al contar con una estructura limitada y estática; no olvidemos que el PAN es un partido de derecha conservador y este tipo de acciones que soslayan el consenso son muy usadas por este tipo de régimen.

Estas acciones autoritarias de gobierno son lamentables en varios hechos; el paulatino detrimento de los derechos de los trabajadores, al vulnerar su capacidad de organización. El vergonzoso papel del gobierno como lacayo de los grandes grupos empresariales. La displicencia y arbitrariedad del ejecutivo al interpretar las leyes y otorgarse facultades metaconstitucionales. Todo lo anterior nos lleva a cuestionar si México es verdaderamente un país democrático u autoritario, este debate sempiterno nos ha agobiado durante toda la historia de México y parece no tener fin.


SME: LAS VERDADERAS RAZONES

Manuel Camacho Solís

El gobierno decidió liquidar Luz y Fuerza, con el argumento de que es muy caro el subsidio y después de crear un ambiente de linchamiento contra el sindicato por su supuesta corrupción y prácticas antidemocráticas. Las razones verdaderas son otras: lo que pretende el gobierno con el golpe de mano contra el SME es cambiar a su favor la correlación de fuerzas.

Después de su derrota electoral y por el temor a la inconformidad social que está provocando la crisis, el gobierno quiere dar una muestra de fuerza que entiendan todos: la izquierda, el movimiento social, el PRI, los sindicatos, el Congreso, los empresarios y los medios. La lógica es la misma que la que se dio cuando el quinazo en 1989: si se puede con el más, se puede con el menos. Si se derrota al sindicato más combativo, se podrá derrotar a cualquier otra fuerza.

La elección interna del SME fue sólo un pretexto. El gobierno no desea que avance la democracia sindical. Quienes han estudiado la vida sindical saben que el SME es un sindicato con mayor participación de los trabajadores que otras organizaciones. En el extremo, una nueva elección, con garantías ciudadanas para las partes, resolvería la disputa y establecería un ejemplo nacional.

El resto de los sindicatos tendrán que medirla. Aunque no comulgan con el SME, tendrán que calibrar cuáles pueden ser los efectos del escalamiento en sus disidencias internas.

El subsidio, el abasto suficiente de electricidad y la eficiencia de la empresa pública sí son asuntos importantes y que requieren atención, pero no explican por sí mismos la decisión tomada.

El bajo nivel de eficiencia de la empresa pública obedece a diversas causas: la principal fue que de tiempo atrás el gobierno decidió liquidar al organismo, más por razones políticas (alianza con el SUTERM y combate a la Tendencia Democrática aliada al SME) que de eficiencia. Desde entonces se dejó de invertir en su actualización tecnológica y modernización administrativa.

La dimensión del subsidio está asociada a diversas razones, desde quienes no pagan su luz hasta decisiones y registros contables que ha establecido el propio gobierno. Pero no es la falta de recursos lo que explica la decisión. Por una parte, nadie ha resultado más derrochador de los ingresos petroleros en el gasto corriente que los gobiernos panistas. Por la otra, con seguridad para el PEF 2010, costará mucho más cerrar la empresa y mejorar el servicio que haberla mantenido operando ese año.

La razón verdadera es política. Fue para cambiar la correlación de fuerzas. Ante ello sólo hay una decisión nacional: construir la unidad y presionar a favor del diálogo. Los electricistas del SME ya dieron el primer paso al unirse. La izquierda y el movimiento social deben estar a la altura. Con los demás, hay que abrir el diálogo, empezando por los otros sindicatos, el PRI, los medios y una parte del empresariado hoy amenazada por la crisis y el jaque fiscal. Sólo así se impedirá que el gobierno consolide su propósito.

http://www.eluniversal.com.mx/editoriales/45926.html




SME Y EL ESTADO IMPUNE

Adolfo Sánchez Rebolledo

Con el manotazo contra el Sindicato Mexicano de Electricistas (SME), el gobierno de Felipe Calderón cruzó una frontera que parecía infranqueable: poner en la calle a 44 mil trabajadores de un solo golpe y desaparecer al sindicato que los representa mediante un mismo acto de poder. El Presidente prosigue, y en cierta forma supera, la penosa historia antisindical que ha impedido, mediante la intervención del Estado, la formación de un sólido movimiento obrero autónomo e independiente. Esta vez, el ataque ha sido dirigido contra un gremio particularmente combativo e irritante para el poder, capaz de cometer errores, sin duda, pero inmerecedor del trato ilegal al que se ha visto sometido.

La afectación de los derechos de los trabajadores electricistas se puede comparar, en cierto sentido, a la sufrida por otros grupos tras padecer represiones masivas y violentas, con el agravante de que en esta ocasión la liquidación del sindicato se quiere hacer pasar como un acto salvador, pacífico, ajustado a derecho, y no como una arbitrariedad del Ejecutivo que ignora el diálogo social, pero también la ética y los derechos humanos que el gobierno debería defender y tutelar.

Y es que, al parecer, para cuadrar las cifras, al Presidente y sus amigos les es suficiente con ofrecer una buena indemnización, como si en tiempos de crisis y desempleo se pudiera reparar el daño vital que se ha infligido a numerosos padres de familia. Si en la decisión presidencial operó un primitivo deseo de venganza contra el sindicato por sus conocidas posturas políticas, en seguida destaca el propósito de consumar, desde arriba, sin el concurso de instituciones como el Congreso, en ausencia de toda genuina deliberación pública, una vía hacia la reforma del sector eléctrico, cuya privatización definitiva es uno de los objetivos prioritarios del grupo gobernante. Con la pretensión de destruir al SME, el gobierno anuncia que está listo para la reforma laboral que ya se perfila sin contar con la interlocución de los sindicatos independientes.

El éxito momentáneo de su deleznable guerra mediática depende, en cierta forma, del rencor instalado hacia el sindicalismo derivado de la herencia priísta corporativista, aprovechado por la derecha para llevar agua a su molino. Tal actitud forma parte de una ideología que contrapone la caridad a la solidaridad, el esfuerzo del individuo frente al colectivo. El clasismo apenas se oculta tras el velo ideológico de la “decencia”, concebida como seña de identidad de las buenas costumbres frente al peladaje (organizado) de los asalariados.

Erizado de temores excluyentes, ese pensamiento conservador condena por igual a los sindicatos charros que a los independientes (en especial a los líderes), pues se les asocia con una actividad de suyo impura, corrupta, contraria a la del buen emprendedor “hecho por sí mismo” que puebla el imaginario neopanista y clasemediero, lo cual no obsta para que sea posible brindar con el sindicalismo más corrupto y vertical, con los sindicatos blancos o administradores de contratos de protección, siempre que sean sumisos a los intereses del capital y aguerridos defensores del orden establecido. Por eso callan cuando no aplauden los priístas, el panal y los empresarios. Tales campañas contra el plebeyismo, agudizadas por la simultaneidad de la demagogia “contra la pobreza” y la alianza con los charros, indican que la intolerancia de las elites para actuar a muerte contra sus “enemigos” sin contrapesos sociales ha comenzado el viaje sin retorno, a menos que la sociedad decida actuar para impedir la deriva autoritaria que hasta un ciego puede observar.

http://www.jornada.unam.mx/2009/10/15/index.php?section=opinion&article=021a1pol




EL GOLPE

Por Rafael Segovia

Dio el madruguete. Vean el futbol, atragántense con él, digamos que ya le vamos a ganar a Brasil, crean en el amor de su Presidente, que late permanentemente con su amor al país y a su selección. Hay unos cuantos descreídos, ya hechos a la hipocresía, a saber aprovechar los espectáculos de masas para dar el golpe, para saber que la palabra dada no sirve para creer en ella, sino para reforzar todo lo contrario, el escepticismo y la desconfianza.

Vendrá quejándose del abandono en que se le tiene, en considerar en que no estamos gobernados, sino abandonados a los caprichos de él y de su señora. De que somos víctimas constantes del PAN y de los caprichos de una banda de sinvergüenzas donde destacan Manlio Fabio y Navarrete, a quienes les faltan manos para aplaudir el desgobierno.

Tenemos pues un concurso de cinismo anunciado con toda tranquilidad. Se va a liquidar a los obreros y empleados y se les va a mandar al desempleo, para satisfacción de los empresarios que esperan con ansiedad ver cómo a los obreros se les pone en su sitio. Con un puñado de dinero se les quita el trabajo y vale la pena hablar también del fondo de jubilación, las afores que ya han pagado por obligación y con el cual se va ha construir no sabemos cuál infraestructura con ayuda de una compañía que ya no sabe cómo aumentar sus beneficios.

El gobierno no sólo está desconcertado. Busca con temor cómo va a pagar a los Manlios Fabios y otros padres no de la patria sino a la Cámara de senadores dispuestos a sacrificarse por el bien común de todos los que todavía viven en esta nación y pueden mal comer y mal educar a sus hijos.

No han encontrado a casi nadie dispuesto a aplaudir sino los lambiscones de servicio, los que han servido de alfombra toda su existencia, los convencidos de lo que se llama mandar, o sea obedecer sin saber por qué. Se puede estar seguro de que no pueden responder a la primera pregunta que se les haga sobre las finanzas de la Compañía de Luz, ni su opinión sobre el sindicalismo en México, o la educación superior que deben confundir con una marca de cerveza. Todo es igual con tal de conservar la chamba. Son los Sodi del presente y del futuro: se milita en el PRI o en el PAN con la misma indiferencia a lo que piense o diga uno en otro partido. Lo único que importa es cómo se portan las finanzas de estas formaciones, cómo van a defender sus privilegios sobre todo su indispensable información sobre el socialismo sueco o el catolicismo polaco, su información debe ser de primera mano y visual.

Si se leen aunque sea rápidamente las apreciaciones de Manlio Fabio sobre la liquidación de la Compañía de Luz y Fuerza veremos que son de una vaciedad total, que se desapareció en un número circense, porque habrá que desaparecerla, porque así se hacen las cosas en México, porque así lo decretó el Presidente y lo aprobó el secretario de Gobernación que parte piñones con la frente, no tan bien y con tanto estilo como el del Trabajo, pero casi.

Se está desviando la atención para pedir que otros sindicatos igual de culpables sigan la misma suerte. Este problema es de mucho más calado. Si se liquida al SNTE y al Sindicato petrolero, ambos aliados del gobierno, el Presidente se juega su destino y lo sabe. Si pierde, pierde también la Presidencia y si gana con apoyo de la fuerza armada también deja de gobernar legalmente.

No se imaginó nunca, en el momento de la elección con su tono quejumbroso, al anunciar esta medida que no sólo se iba a considerar falso sino que le iba a alejar del pueblo para siempre, como ha sucedido. Se ha visto y se ve como una medida que tomó para salir de sus equívocos y sus errores. Se le ha condenado su falta de valor, condenar a los más débiles y dejar hacer cuanto les viene en gana a la maestra y a los petroleros que cuestan a la nación, si lo piensa, mucho más. El retraso de la educación no tiene arreglo: conocemos el precio. En cuanto al petróleo, se acabo el maná, lo que queda se lo distribuirán quienes manejan eso, que bien puede el señor Presidente encontrar inadmisible las cuentas del SME, pero admite las de los maestros porque doña Elba Esther le hizo campaña electoral con todo y los amaños que ésta tuvo.

Estamos viviendo en un país que se deshace ante los ojos de todos nosotros. Quienes aún intentan sacar al buey de la barranca no encuentran ayuda alguna. Pueden venir ahora con mil disculpas que no utilizaron en su debido momento. Poner a un secretario del Trabajo como el que tenemos era una declaración de guerra a los sindicatos, y guerra se les hizo. Y guerra a toda la nación, cosa que se confirmó cuando se leen los libros de primaria. Ilegibles, mentirosos, falsos de la primera a la última línea. Ésos son mucho más peligros que las prebendas del SME, y sin embargo se ignoran. Podemos estar seguros que ninguno de los miembros del gabinete los han consultado. Les da lo mismo si no fuera porque ahí han observado su manera de pensar. Y de arruinar a este país, al que aman tanto, y nos lo dicen todos los días.

http://www.reforma.com/libre/online07/edicionimpresa/



LA MOSCA Y LA TELARAÑA

Por Jesús Silva-Herzog Márquez

Pocos materiales tan duros como el filamento que producen las arañas. Su tela, han comprobado los científicos, es más resistente que el acero. Lo que a los ojos del hombre resulta casi imperceptible, apenas una geometría de agua y moco, es una red impenetrable y dura. Los insectos que quedan atrapados por las telarañas no tienen otro futuro que ser almuerzo. Algo parecido podría decirse del ámbito político. Nada tan poderoso como el tejido de los mitos. Nada tan resistente como la superstición, el tabú, la ideología. Hecha de aire, de recuerdos, de palabras sagradas, de expectativas, la ideología apresa la política: sujeta su imaginación y ablanda su voluntad. Una compacta red de símbolos puede más que el muro de los hechos. Define los contornos de lo posible y así demarca los alcances de la política.

Felipe Calderón ha sido una mosca solemne atrapada por una trama de mitos. En tono grave acató el veredicto de sus antecesores y las doctrinas de sus adversarios. Nada de lo importante era realizable: había que consolarse con la política de la irrelevancia. Nos dijo, en plan de predicador del realismo que ese era el continente de la política: acatar la tiranía de lo posible. Así celebró la magra reforma energética como una medida para defender la "soberanía energética"; así elogió una reforma electoral en la que no cree como una contribución a la democracia. La decisión de liquidar la compañía de Luz y Fuerza implica una afortunada ruptura con las telarañas que han atado a su gobierno y a los anteriores. El Presidente finalmente se decidió a enfrentar intereses poderosos, bien pertrechados políticamente y con notable capacidad movilizadora. En buena hora lo ha hecho: el país necesita un gobierno dispuesto a dar batallas y enfrentar intereses poderosos, no simplemente gestionar los términos del rapto nacional.

El Presidente ha encontrado en las últimas horas una determinación que, durante su gobierno, sólo se ha asomado en la lucha contra el narcotráfico y que se recuerda de sus ya lejanos días como candidato. Ha elegido una buena batalla porque se dirige en contra de una empresa que simboliza los peores manejos de la administración pública. La compañía era, efectivamente, insostenible. De mantener las cosas, los contribuyentes de todo el país -no solamente aquellos que padecían su mal servicio- tendrían que pagar cada vez más dinero a su sostenimiento. Cada día tendrían que desviarse recursos para las grandes prioridades nacionales, destinándose a una cazuela sin fondo. La magnitud del desfalco es realmente extraordinaria: este año el subsidio a la compañía equivale prácticamente al presupuesto del programa Oportunidades y al doble del presupuesto de la Universidad Nacional.

El decreto del Ejecutivo federal inaugura una línea de argumentación que debe derivar en el desarrollo de la decisión, en la formulación de una auténtica política reformista. El funcionamiento de la empresa "no resulta conveniente desde el punto de vista de la economía nacional y del interés público", se dice en el decreto de liquidación. La política del gobierno federal coloca en primer plano lo que debe ser prioridad: la tutela del interés general. Se trata de un acto de manumisión frente los poderes captores que usan al Estado en beneficio de sus clientelas. El gobierno rompe de esa manera la telaraña de intimidaciones que había atrapado a sus predecesores; se sacude de los impedimentos imaginarios para liquidar una compañía que lo había convertido en rehén. La determinación del presidente Calderón es encomiable. No lo es por ser ostentación de valentía. La política del arrojo suele tener mirada corta e impulsos de vanidad. En este caso, se trata de una audacia comprometida con el futuro. Por onerosa que la liquidación resulte en el corto plazo, por ruidosa que sea la protesta, por estridentes que sean las críticas, el gobierno ha puesto en primer lugar el interés público.

La decisión parece, sobre todo, un llamado a la profundización del arrojo. Encarar con inteligencia el cúmulo de intereses que detienen el avance del país debe ser la ruta a seguir en el tiempo que le queda a esta administración. Emplear al máximo el poder del Ejecutivo para profundizar esta veta de acción. La empresa de energía que ha sido liquidada no es la única muestra de los abusos pertrechados en las transacciones políticas y arraigados en el temor a desatar el conflicto. Desde hoy podemos medir a Felipe Calderón con el rasero de una buena decisión. Que su futuro esté a la altura de esta resolución: que sea guardián del interés público y no el cuidador de los acomodos del pasado.

¿Qué se propone uno con la filosofía? Se preguntó Wittgenstein en algún lugar. "Enseñarle a la mosca a escapar del frasco", respondió. La política, podría decirse, se propone lo mismo. Aparece la política cuando la mosca se atreve a escapar de la telaraña.

http://www.reforma.com/libre/online07/edicionimpresa/