Matrimonio gay en el DF, victoria cultural
Jenaro Villamil
MÉXICO, DF, 22 de diciembre (apro).- La aprobación por 39 votos a favor y 20 en contra de la iniciativa para modificar seis artículos del Código Civil del Distrito Federal, que permiten los matrimonios de parejas del mismo sexo, con la posibilidad de la adopción, constituye un golpe al corazón de la ola conservadora que ha recorrido 18 entidades del país.
No en balde, las reacciones más viscerales fueron las del arzobispo primado de la Ciudad de México, Norberto Rivera, así como de la dirigente panista del Distrito Federal, Mariana Gómez del Campo, prima de la primera dama Margarita Zavala, así como de los dirigentes del PRI y del PVEM, que se quedaron al margen de una discusión que no tiene signos partidistas ni es propiedad de nadie, sino que representa un triunfo de los derechos en un Estado laico.
Lo sucedido el lunes 21 de diciembre en la Asamblea Legislativa del Distrito Federal (ALDF) rompe con las pretensiones de uniformidad moral en una sociedad cada vez más diversa, tolerante y libre que lucha contra la multitud de fobias y odios generados por las pretensiones de uniformidad moral. ¿No es acaso grave que los crímenes de odio contra mujeres, homosexuales, transgéneros y lesbianas se generen en aquellas entidades donde se precian de tener la “superioridad moral” y la desfachatez de ignorar los otros modelos de ejercer la vida privada y las opciones sexuales?
La reforma coloca a la Ciudad de México en la vanguardia de toda América Latina en materia de derechos para parejas del mismo sexo. Sólo en países europeos como Bélgica, España, Holanda, Noruega, Suecia, así como en Canadá y Sudáfrica, se han reconocido plenamente los derechos de las uniones de homosexuales y lesbianas.
En Estados Unidos, entidades como Connecticut, Iowa, Massachussets y Vermont permiten los matrimonios lésbico-gays, con posibilidades de adopción de hijos.
Y en Argentina, Brasil y Uruguay se adoptaron modelos similares a las sociedades de convivencia, reconocidas en el Distrito Federal y en Coahuila desde 2007.
Sin embargo, la reforma sólo es válida en el Distrito Federal. Aprueba cambios a seis artículos del Código Civil capitalino. Los más significativos y polémicos fueron el 146, que antes establecía que “el matrimonio es la unión libre entre un hombre y una mujer”.
La nueva redacción define que el matrimonio “es la unión libre entre dos personas”. Además se modificó en el pleno el artículo 391 para permitir la adopción de hijos por parte de las parejas del mismo sexo.
También la reforma al artículo 291-Bis establece que tendrán derechos y obligaciones similares a las de las parejas heterosexuales y el artículo 724 permite la posibilidad de construir un patrimonio familiar común.
Por supuesto, falta un pleno reconocimiento a los derechos extensivos como los de la seguridad social. Está es una discusión que tendrá que darse a escala federal, con la reforma a la Ley del IMSS.
Seguramente, intentarán “excomulgar” a los legisladores del PRD y del PT que la aprobaron, como también al jefe de Gobierno, Marcelo Ebrard, que en estas discusiones ha mostrado una posición más firme que otros gobernantes.
El problema para la jerarquía que condena y excomulga sin aceptar posibilidad alguna de diálogo, es que ya no cuenta con la credibilidad ni con la fuerza moral de antes para intimidar a la sociedad católica, menos para llenar de culpas y estigmas a quienes han optado por una vida laica.