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martes, 7 de abril de 2009

La reforma electoral vuelve a exhibir su fracaso", Vertigo 6 de abril de 2009

José Antonio Caporal, “La reforma electoral vuelve a exhibir su fracaso”, Vértigo, 2009, 6 de abril de 2009

La reforma electoral vuelve a exhibir su fracaso

· PRI y PAN se acusan de iniciar la guerra sucia

La confrontación entre los partidos enrarece el clima político y provocará un abstencionismo de 70% en los próximos comicios, advierten expertos.

Cuando el Congreso aprobó la reforma constitucional en materia electoral y las modificaciones al Código Federal de Instituciones y Procedimientos Electorales, afirmaron que se eliminaría la llamada guerra sucia; pero ahora que PRI y PAN se lanzan acusaciones de llevar a cabo ese tipo de prácticas y campañas negativas, los analistas confirman que la reforma es un rotundo fracaso.

Así, se suma otro fiasco —denuncian escritores, periodistas, intelectuales, organismos ciudadanos, juristas y grupos empresariales— de una reforma electoral que además de hacer agua al no poder evitar la guerra sucia, exhibe sus errores al vulnerar el derecho a la información y la libertad de expresión de los ciudadanos.
Además, es un hecho que la reforma aprobada en 2007 hizo más costosos los procesos electorales, evitó las candidaturas independientes, reglamentó las precampañas, que fueron inexistentes y, para colmo, se ve incapaz de evitar la guerra sucia.
En suma, dicen los analistas: se hizo retroceder a la democracia.

A menos de cien días de las elecciones federales, la guerra sucia entre partidos se agudiza. El PRI y el PAN se acusan, ante las instancias correspondientes, de comprar espacios en medios impresos para desplegar ataques contra su adversario, o bien de utilizar el internet con los mismos fines de denostar al contrincante.
Conforme pasa el tiempo, los hechos dan la razón a quienes en su momento advirtieron que la reforma electoral aprobada en 2007 crearía una serie de conflictos entre las fuerzas políticas y, sobre todo, violaría las garantías fundamentales de los ciudadanos.
El artículo 38 del Cofipe señala en el capítulo Cuarto, De las obligaciones de los partidos: "p) Abstenerse, en su propaganda política o electoral, de cualquier expresión que denigre a las instituciones y a los partidos o que calumnie a las personas. Las quejas por violaciones a este precepto serán presentadas ante la Secretaría Ejecutiva del Instituto, la que instruirá un procedimiento expedito de investigación en los términos establecidos en el Libro Séptimo de este código. En todo caso, al resolver sobre la denuncia se observará lo dispuesto por el primer párrafo del artículo 6º de la Constitución".

Ahora se hace evidente que este precepto, además de limitar la libertad de expresión, ha probado su disfuncionalidad en la práctica.

La realidad es otra muy distinta, según lo denuncian los propios partidos políticos: en prácticamente todos los comicios estatales celebrados durante 2008, los partidos se acusaron mutuamente de utilizar la guerra sucia para denostar al adversario y restarle votos, ya fuera en Nayarit, Baja California o Guerrero, por citar algunos ejemplos, de los cuales se ha dado cuenta en estas mismas páginas.

La confrontación que inició hace unas semanas, motivada por la discusión de la aprobación de la iniciativa de Ley de Extinción de Dominio fue el preámbulo para que PRI y PAN comenzaran lo que ellos mismos denominan una guerra sucia, ahora en medios impresos e internet, intentando burlar su propia reforma electoral que expresamente prohíbe los ataques en spots de radio y televisión.

Y no es que alguien abogue porque se elimine cualquier tipo de difusión de ideas, sino que se destaca el hecho de que la reforma electoral, en su conjunto, es un fracaso.
En su momento, el analista Leo Zuckerman dijo que era necesario que cada fuerza política entrara en un proceso de "autorregulación", pero aclaró que la publicidad negativa persistirá pese a las prohibiciones y se buscará la manera de evadir la normatividad vigente: "Las campañas negativas son como la energía, no se destruyen, sólo se transforman".

O bien, como afirmó el presidente del Instituto Ciudadano de Estudios de la Inseguridad, Luis de la Barreda: "Los únicos límites que debe tener la guerra sucia en los medios de comunicación, vía la autorregulación, es no injuriar o invitar a cometer un delito".
Ante las acusaciones que se lanzan priistas y panistas, varios analistas han externado sus puntos de vista.

En entrevista con Vértigo, el periodista Sergio Sarmiento considera que "las guerras sucias no se pueden evitar cuando finalmente quienes están en el negocio político lo que quieren es aplicarlas". Y añade: "Lo que hicieron en realidad con la reforma electoral es establecer una censura para los ciudadanos independientes, pero como hemos visto no están dispuestos a dejar de aplicar la guerra sucia".

También expresa que "la clase política ya se ha dado demasiados poderes para censurar la expresión de las ideas, por lo que no se deben dar más elementos para que sigan aplicando la censura. Tenemos buenas leyes contra la difamación y la calumnia. Cuando alguien acusa a otro de cometer un delito sin presentar pruebas, está cometiendo el delito de calumnia. Y el presidente del PAN puede ser acusado en los tribunales y está bien que se haga o que presente las pruebas".

Sobre el hecho de que el IFE "ordenara" que el PAN suspenda la campaña de publicidad que mantiene en contra del PRI, el periodista opina: "No creo que sea función del IFE censurar a los ciudadanos ni a los partidos políticos. Creo que son los partidos los que tienen que cuidar la propia limpieza de sus procesos, porque los electores son bastante inteligentes y pueden terminar castigándolos a ellos".

Y es que el IFE también determinó (al cierre de esta edición) como "medidas cautelares" que "aquellas publicaciones que estén en proceso de impresión" deberían suspender la publicación de cualquier anuncio del PAN, situación que a juicio de Sergio Sarmiento es una muestra de cómo el órgano electoral extiende su censura hacia los medios impresos.
Así, comenta, ya de poco sirve ahora que "los partidos buscaran utilizar medios impresos e internet y las mismas declaraciones en actos públicos, cuando quedó prohibida la expresión libre de las ideas en los otros medios de comunicación, como son la radio y la televisión".

En este sentido, explica que "se estaba ejerciendo una censura selectiva y, por supuesto, establecer una censura selectiva no sirve de nada cuando queda abiertos los demás medios a las campañas sucias, hasta en eso se equivocan, porque lo único que hicieron fue abrir cauces nuevos para la guerra sucia".

Sergio Sarmiento opina sobre la reforma electoral de 2007 que, a su juicio, "no fue realmente una reforma electoral", sino "una contrarreforma terrible; fue una reforma cuyos principales objetivos eran simple y sencillamente cerrar las puertas a la expresión de las ideas de los ciudadanos que no son parte de la clase política".
Dice que "lo que estamos viendo ahora es una de las muchas consecuencias que vamos a seguir viendo de esta gran contrarreforma electoral".

Por su parte, Miguel Arroyo, coordinador del Movimiento Nacional por la Libertad de Expresión, dice a Vértigo que "uno de los supuestos objetivos de la reforma electoral era evitar que a través de los medios se realizara propaganda de contraste. Sin embargo, se dejó a un lado que los partidos siempre están en busca del poder y que buscarían a dónde llevar a cabo sus campañas negras".

Arroyo afirma que "al final, vamos a ver que los ataques van a provocar un abstencionismo. Esto resultará en un desencanto de la ciudadanía y reforzará la visión de que la política es sucia, de que no hay ética en ella, que solamente hay intereses personales. Y esto fortalece la hipótesis de que habrá un abstencionismo de 70%, que a su vez será la mejor prueba de que la reforma electoral, que tanto hemos comentado, es verdaderamente un fracaso, una reforma sin razón y sin sustento. Y más que una reforma, es una deformación del espíritu de la Constitución en términos electorales".
Miguel Arroyo también llama la atención por el hecho de que "se está comenzando a violentar el ambiente político. En la Cámara de Senadores ya vimos una confrontación. Se están comenzando a polarizar las posiciones; se están saliendo del cauce legal, porque la reforma electoral buscaba evitar que se transmitieran mensajes denostando. Ahí está el resultado de su reforma electoral, que hicieron de espaldas a la ciudadanía, donde violentaron la independencia del IFE". Y advierte: "La violencia verbal irá en ascenso".
Por otro lado, considera que "era muy ingenuo pensar que los partidos políticos y la contienda electoral iban a seguir solamente en la transmisión de los tiempos oficiales a través del IFE, cuando evidentemente el internet es un espacio muy importante entre los jóvenes".

Para Miguel Arroyo, el hecho es que se están poniendo en desventaja a los medios electrónicos, como son radio y televisión: "Me parece que es otra más de las sinrazones de esta reforma, que coloca en dos planos de equidad, o mejor dicho rompe la equidad, porque los medios tradicionales de comunicación están limitados en cuanto a la posibilidad de servir como canales de expresión ciudadana. Entonces, los que perdimos fuimos los ciudadanos. Eso de entrada. Y, por supuesto, rompe el equilibrio que debe haber entre los derechos que tienen quienes ejercen estos a través de los medios de comunicación. Le quedan a la población los medios impresos y el internet, pero en México el uso del internet es muy limitado. Entonces, estamos dejando sin comunicación política a un gran sector que no tiene internet y que se informa por radio y televisión, que están prácticamente en todo el territorio nacional".

A su vez, el analista político Carlos Ramírez dice a Vértigo: "Que nadie se llame sorprendido. La reforma electoral en la intencionalidad de detener la guerra sucia nació muerta: es imposible aprehender el aire. Los políticos a veces se pasan de listos: ¿no es la política la guerra por otros medios? La reforma electoral debió haberse llamado ‘La Ilusión del Bastón y del Bombín’. Es decir, se hizo una reforma pensando en que los políticos irían a la campaña con el usted primero, mi querido señor. ¿Me permitiría usted, sin ofenderse, que yo lo insulte? Y luego de cada cruce de argumentos, quitarse caballerosamente el sombrero, e irse con sus polainas a otro lado".

"La reforma electoral resultó un fracaso en la práctica. La guerra sucia es la esencia de la política. Cómo no si un partido va a demostrar que el adversario no tiene los méritos. La guerra sucia es la demostración de que la calidad de la política, de la democracia y de la ciudadanía está por debajo de lo aceptable".
"A ver ahora que hace el IFE, marcado por la ineptitud y la falta de calidad moral. De acuerdo con la reforma electoral, debe retirarle el registro a todos los partidos. Como no lo hará, entonces la guerra sucia en las campañas será el común denominador del proceso electoral".

También expresa que "al cerrar autoritariamente los espacios mediáticos, los partidos han comenzado a privilegiar justamente la prensa escrita y la internet. Ahora sólo falta que algún acuerdo desquiciado del IFE trate de censurar los medios escritos y la internet. El IFE quiere hacer una campaña a su modo. Y los partidos que aprobaron la reforma electoral nunca pensaron que la liebre les saltara por otra parte".
"Por tanto, creo que la reforma electoral autoritaria aplicada sólo a los electrónicos fue un ajuste de cuentas contra las televisoras y las estaciones de radio, no controlables. Ahora los partidos tendrán que pagar las consecuencias".

—Es el reingreso de los partidos y del IFE a la realidad política. En lugar de pugnar por la educación, prefirieron la censura. Y taparon una puerta pero dejaron abiertas muchas ventanas. Lo que viene es una lucha política fuerte, severa. No veo insultos sino acusaciones graves. Para mí no es una guerra sucia sino un intercambio de acusaciones. Como dijo una vez un veterano político priista cuando en un mitin lo estaban acusando de cosas graves y uno de sus guaruras le preguntó si ponía en su lugar al imprudente, y el político contestó: "nada más deja que lo agarre en una mentira y se va a acordar de mí".
Realmente la guerra sucia es otra cosa: insultos, invenciones, golpes. Estamos ante una campaña fuerte, en donde se va a definir el rumbo de la alternancia. Y el PRI no debe quejarse si él fue el inventor de la guerra sucia en política que aprendió muy bien el PAN.
Así que los priistas no se deben quejar. La elección del 5 de julio va a definir quién se queda con el control del Poder Legislativo. Nada más. Por tanto, la competencia política no tendrá límites".

Y ahora los analistas se preguntan dónde están aquellas declaraciones del IFE de que se garantizaría la no recurrencia a la guerra sucia para lograr campañas mucho más propositivas, según lo establece la reforma al Cofipe: "Ahora las acusaciones entre partidos, la calumnia entre candidatos está prohibida, y el IFE será muy vigilante de que los partidos no caigan en ese tipo de guerra sucia".

La guerra sucia se agudiza y la reforma constitucional en materia electoral muestra, una vez más, su rotundo fracaso.

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