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lunes, 12 de octubre de 2009

Modelos arcaicos, ilusiones rotas.

Ciudadano Brando

La discusión del Paquete Económico 2010 se encuentra en pleno auge, la postura del PRI es clara respecto al rechazo del 2% al consumo, Calderón y el PAN responden proponiendo el recorte del 50% a los partidos políticos. En lugar de formular discusiones serias, parece que se trata de ver quien apantalla más, tanto el PRI como el PAN saben que ninguna de las propuestas será aprobada y por el contrario ambos quedarán mal parados frente a la sociedad, uno por proponer el gravamen y el otro por no dejar pasar el recorte.

El PAN sabe que el PRI va por todo en las elecciones concurrentes de 2010 para limpiar de una vez por todas el camino rumbo al 2012, de ahí que un recorte de la mitad del gasto a institutos políticos sería un duro revés en busca del carro completo. El PRI no puede deshacerse de aquel tono paternalista que duró 7 décadas y acuerda benignamente que no afectará al pueblo, por lo menos no, hasta que haya ganado.

Estamos sin duda, frente a la aprobación de un paquete frankenstein que tendrá remiendos y componendas de aquí y de allá.

Y El PRD aún no genera contrapesos reales con su postura, respecto a nada…

Frente a esa ausencia de propuesta de la izquierda que tiene el mayor reconocimiento del electorado, surge una propuesta de izquierda que responde a distintas corrientes académicas, políticas y sociales.

En la postura de Rolando Cordera y el grupo que entregó a senadores y diputados el llamado Plan de Reactivación Económica frente al Paquete Económico 2010, se sostiene que nos encontramos en una disyuntiva que nos tiene por un lado tratando de parchar el modelo neoliberal y por el otro replegados y llenos de miedos frente a la búsqueda de nuevas políticas públicas en materia presupuestaria y fiscal, que algunos gobiernos de América Latina ya han implementado: Brasil y Chile.

Para nuestra mala fortuna, el cambio de modelo económico coincidió con el cambio de régimen político y ambos se juntaron en una larga y penosa travesía donde ninguno ha logrado consolidarse. A casi cuatro décadas de nulo crecimiento es imperante aprovechar el bono demográfico, ya que en diez pero sobre todo en 20 años, el problema será mucho más grave cuando la pirámide de crecimiento se haya invertido.

Frente a la idea de que el paquete económico será una mezcla de todo y nada, este grupo de izquierdas diversas, considera que lo mínimo a aprobarse para una reactivación de nuestra economía sería:

Cambios al sistema de recaudación que permitan generar una justicia tributaria.

Un gravamen que tenga como base el nivel de protección social, que permita que paguen más quienes más riqueza acumulen.

Acabar con los regímenes especiales de tributación.

Un impuesto de control al patrimonio.

La reflexión que nos queda por hacer es que un estado que no es capaz de recaudar carece de razón, pero sobre todo de legitimidad.


La pulsión persecutoria

José Woldenberg

Un alud de reformas constitucionales para proteger la vida desde el momento de la concepción parece ser la respuesta del conservadurismo más insensible a la despenalización del aborto que se aprobó en el Distrito Federal. Luego de que la Corte estableciera que la interrupción del embarazo durante las primeras 12 semanas era constitucional, los diputados locales del PRI y el PAN (y en algunos estados con la complicidad de los del PRD), con una celeridad digna de mejores causas, han modificado 15 constituciones locales para consagrar la protección de la vida desde la fecundación del óvulo.

En algunos casos, como Baja California, Durango, Jalisco, Nayarit, Oaxaca, Querétaro y Sonora, han colocado en el texto constitucional un auténtico disparate: que a la fecundación se le entiende ("se le reputa") como si se tratara de un niño nacido "para todos los efectos legales correspondientes". No importa la flagrante violación de la lógica o el desconocimiento de los avances científicos, se trata de colocar un dique para impedir que las mujeres puedan interrumpir su embarazo durante las primeras semanas del mismo. Una auténtica pulsión persecutoria.

La despenalización, hay que repetirlo, a nadie obliga a abortar. Se trata de un expediente extremo al que las mujeres recurren por muy diversas razones y nadie (ni el Estado ni la Iglesia ni los vecinos) debería inmiscuirse en esa decisión. Por el contrario, la despenalización de una práctica más que extendida ayuda a que las mujeres que así lo deseen cuenten con asistencia médica y no arriesguen ni su salud ni su vida.

Pero además, todo parece indicar que en la sociedad existe una comprensión creciente de que el aborto durante las primeras semanas de la gestación no es un asunto de policías, ministerios públicos y tribunales, sino en todo caso de conciencia, y que cada mujer debe tener el pleno derecho a decidir. Y para no hablar de oídas, las organizaciones que componen la Alianza Nacional por el Derecho a Decidir realizaron entre los capitalinos una encuesta (la tercera, ya que en 2007 y 2008 hicieron ejercicios similares), cuyos resultados son ilustrativos y elocuentes.

El 85 por ciento de los encuestados sabe de la existencia de una nueva disposición en el Distrito Federal que permite la interrupción legal del embarazo. El 81 por ciento se enteró por la televisión y el 6 por la radio. El 73 por ciento dijo estar de acuerdo con la nueva ley. La cifra resulta espectacular porque en 2007 sólo el 38 por ciento estaba de acuerdo, y en el año 2008 la aceptación ascendía al 63.

Dado que la despenalización estuvo acompañada de disposiciones legales que obligan al gobierno del Distrito Federal a incrementar el acceso a los servicios de salud reproductiva, a los programas de planificación familiar y a mejorar la educación sexual en las escuelas, la inmensa mayoría de los encuestados se manifestó a favor de esa fórmula que pone el énfasis en la educación y el acceso a los más diversos métodos anticonceptivos. A la pregunta de si estaba de acuerdo que para la prevención de embarazos no deseados era necesario fortalecer los programas de educación sexual, el 96 por ciento de los encuestados contestó que sí; y con relación al despliegue de programas para mejorar el acceso a los servicios de salud reproductiva, métodos anticonceptivos, anticoncepción de emergencia y uso del condón, el 97 por ciento dijo estar de acuerdo.

El 83 por ciento de los capitalinos expresó su simpatía para que la ley que permite la interrupción legal del embarazo se extienda a otras entidades, y ese mismo porcentaje enunció su acuerdo para que las mujeres que viven fuera de la capital puedan ser atendidas en el DF (porque vale la pena apuntar que el 23 por ciento de las interrupciones legales de embarazos que se realizan en la Ciudad de México corresponden a mujeres de otras entidades). Y el 84 por ciento consideró que las disposiciones capitalinas benefician de manera especial a las mujeres de escasos recursos.El 90 por ciento de los entrevistados consideró que la decisión de interrumpir el embarazo debe ser sólo de la mujer (51 por ciento) o de la pareja (39 por ciento).

En suma, franjas muy grandes de la sociedad parecen compartir la idea de que lo óptimo es desplegar amplios programas de información y educación para que las personas puedan decidir sobre el ejercicio de su sexualidad y sus capacidades reproductivas. Ello debe ir acompañado de políticas que pongan al alcance de quienes lo deseen los muy diferentes métodos anticonceptivos. Pero si por alguna razón los mismos fallan o no fueron utilizados, la decisión de interrumpir el embarazo debe ser de la mujer (o en todo caso debe ser compartida con su pareja). Y si ello es así, el Estado más que convertirse en una entidad atosigante y punitiva, debe ofrecer las facilidades para que las mujeres eviten tener hijos no deseados, durante las primeras semanas de la gestación, en las mejores condiciones de atención a su salud



Una voz más

Guadalupe Loaeza

Querida Beatriz:

Decidí escribirte porque estoy muy preocupada. Me cuesta trabajo creer que en 16 estados de la República haya violencia contra nosotras las mujeres. Me cuesta trabajo darme cuenta de que en pleno siglo XXI, en mi país, todavía las mujeres no podamos decidir sobre nuestro cuerpo y nuestra vida. Pero todavía me cuesta más trabajo pensar que sean los legisladores varones los que decidan por nosotras, y orillen a muchas mujeres a poner en riesgo sus vidas.

En el foro "El derecho a decidir de las mujeres en México", organizado por el Instituto de las Mujeres del Distrito Federal y que se celebró el pasado 28 de septiembre, la espléndida abogada mexicana Leticia Bonifaz fue más clara que el agua: "que en su afán de prohibir este derecho, varias entidades han caído en graves incoherencias, hasta llegar a lo absurdo en la redacción de las reformas a sus constituciones". ¿Cuáles son estas entidades? Baja California, Campeche, Chihuahua, Colima, Durango, Guanajuato, Jalisco, Morelos, Nayarit, Puebla, Quintana Roo, San Luis Potosí, Sonora, Querétaro, Oaxaca y, sorprendentemente, Yucatán, gobernado por una mujer. ¿No te parece gravísimo, Beatriz? ¿No crees que esto significa no dar un paso atrás sino varios, respecto a un derecho que tenemos las mujeres desde que nacemos, es decir, optar o no optar por ser madres por circunstancias personales que nada más a nosotras incumben? Estamos hablando no de uno o de dos estados, estamos hablando de 16, lo cual significa la mitad del país. Sin olvidar, naturalmente, que 11 de esas 16 entidades están gobernadas por tu partido, que ahora quiere retornar a su "perfil de izquierda". ¿A qué izquierda se refieren, Beatriz? ¿A la que detesta el PAN o a la que necesita el país?

Tengo entendido, porque lo has dicho, que este tema se lo dejas a la conciencia de los diputados de tu partido, que no intervienes por respeto, lo cual me parece muy loable. Pero, ¿qué dice tu conciencia respecto al más de millón y medio de mujeres que, según las organizaciones sociales, abortan clandestinamente? ¿Y de las mil 500 que han muerto en lo que va de este año por practicarse el aborto? Y, ¿qué me dices de que en muchos de los 16 estados procesan y encarcelan a las mujeres por abortar, con penas de 25 a 40 años?

Creo que no debo recordarte, porque ya lo debes de saber, que aquí en la ciudad donde tú vives se han cumplido dos años de las reformas que reconocieron en la Asamblea Legislativa el derecho de las mujeres a decidir sobre su maternidad y su cuerpo. Creo que ya has de saber también que, gracias a esta reforma, se han salvado más de 29 mil mujeres que afortunadamente no se vieron en la necesidad de recurrir al aborto clandestino. Y lo que para mí es más importante, y que seguramente estarás enterada de ello, es que el 73 por ciento aprueba el aborto y que más del 80 por ciento dice que extender esta reforma por todo el país sería positivo.

Sinceramente, Beatriz, no entiendo cómo, a estas alturas, estemos en México todavía discutiendo sobre este tema, cuando en otros países ya es un asunto agotado, porque está decidido desde hace muchos años. Explícame, Beatriz, tú que eres tan inteligente y a la que siempre he visto (y admirado) como una mujer de firmes convicciones y con los conocimientos políticos suficientes, para poder interpretar las conductas absurdas de los que supuestamente defienden y protegen los derechos de las ciudadanas que votamos por ellos. ¿Por qué no nos dejan decidir a nosotras solitas? ¿Por qué tienen los hombres que tomar la última palabra sobre nuestro cuerpo? No entiendo. Por la noche en mi casa, cuando estoy viendo en la tele algún documental de países en donde todavía obligan a las mujeres a llevar la "burka", como es el caso de Afganistán, en lo primero que pienso es en la injusticia de una sociedad que quedó atrapada en el pasado y en la suerte que tengo de no vivir en un país como ése. Ahora imaginemos a una mujer de otro país, uno mucho más desarrollado que el nuestro, enterándose por la tele que en la mitad del territorio mexicano las mujeres no tienen derecho a decidir, y que las que se atreven son encarceladas hasta por 40 años. ¿No te parece terrible, Beatriz? ¿Qué le dirías tú a esta mujer si te preguntara?: "¿Por qué en México castigan tan severamente a las mujeres que, por circunstancias que nada más les conciernen a ellas, deciden interrumpir su embarazo?". ¿Qué le contestarías?

Inútil decirte, Beatriz, que tú eres una de las mujeres que más orgullo hace sentir a muchas mexicanas. Respecto a ti hay un consenso general que hace incuestionable tu trayectoria política y el liderazgo que ocupas en el país. No nos decepciones, no nos abandones. Te necesitamos. No nos des la espalda. Pero sobre todo, y te lo digo con todo respeto, no ignores las voces que reclaman tu intervención y solidaridad. GL.

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