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viernes, 25 de marzo de 2011

Chris Harman - Partido y Clase



Pocas polémicas han despertado tanta amargura entre marxistas como el debate acerca de la relación entre el partido y la clase. Éste ha provocado más conflictos que cualquier otra cuestión y una generación tras otra se ha tildado de “burócrata”, “sustitucionista”, “elitista”, “autócrata”, en el curso de la discusión.

Sin embargo, los principios fundamentales del debate han quedado muchas veces sin aclarar pese a la importancia de los problemas que de allí surgen. Cuando se dividieron los bolcheviques y los mencheviques en 1903 a raíz de la discusión sobre el carácter y la organización del partido, por ejemplo, muchos de los que en 1917 se opusieron a Lenin (Plejanov, entre ellos) votaron con él. Y en el campo opuesto se encontraban revolucionarios de la estatura de Trotsky y Rosa Luxemburgo. Y no era un caso aislado, al contrario, ha sido un rasgo permanente en toda discusión entre revolucionarios.

Trotsky señalaba el hecho de que tanto los socialdemócratas como los bolcheviques hablaban de la “necesidad del partido”, aunque esto significara en cada caso cosas muy distintas, volviéndose este tema más complicado aún desde el desarrollo del estalinismo en adelante. El vocabulario de los bolcheviques fue acaparado por sectores que lo emplearon con fines muy distintos a los que proyectaban los que formularon ese lenguaje. Por otro lado, aquellos que continuaron en la tradición revolucionaria, oponiéndose tanto al estalinismo como a la socialdemocracia, muchas veces no tomaron con suficiente seriedad el asunto. Apoyándose en la “experiencia” como prueba suficiente de la necesidad de un partido, se olvidaron precisamente que era una experiencia estalinista o socialdemócrata.

A nuestro parecer, la consecuencia ha sido que la mayor parte de la discusión, aun en círculos revolucionarios, se ha limitado fundamentalmente a tomar posiciones en favor o en contra de los conceptos estalinistas o socialdemócratas de lo que es o debe ser el partido revolucionario. Creemos, en cambio, que las perspectivas orgánicas desarrolladas implícitamente tanto en los escritos como en la actuación de Lenin, conduce a conclusiones muy distintas. Si esto ha quedado poco claro, se debe ante todo a la corrupción estalinista de la teoría y la práctica de la Revolución de Octubre, y al hecho de que el partido bolchevique se desarrolló en la clandestinidad, de manera que las cuestiones principales se plantearon muchas veces con el lenguaje de la socialdemocracia.

1 comentario:

  1. Descargate este enteresante artículo de Harman, sobre las discusiones que se han desarrollado en torno a los partidos de izquierda, discusión que no ha sido sanjada...

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