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miércoles, 1 de abril de 2009

Préstamos del Fondo Monetario Internacional

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Dentro del marco de su visita al Reino Unido, el presidente Felipe Calderón anunció muy entusiasmado que tramitó ante el Fondo Monetario Internacional y la Reserva Federal estadounidense, préstamos por 47mil millones y 30 mil millones de dólares respectivamente.

Según el gobernador del Banco de México, Guillermo Ortiz, los préstamos solicitados servirán como un “blindaje económico” para hacer frente a la crisis económica. Con los préstamos adquiridos y las reservas internacionales del Banco de México se suma la cantidad de 157 mil millones de dólares.

Lo irónico del asunto es que el michoacano puntualizó que los préstamos se solicitaron como una muestra de la “solidez económica del país” y que por el momento no se tiene la intención de gastarlos, sino de tenerlos como un colchón para atender uno que otro catarrito, así como seguir “fortaleciendo” al tambaleante peso que perdió cerca del 50% de su valor frente a su símil estadounidense. Qué solidez económica muestra una nación que acude a los organismos financieros internacionales a solicitar préstamos, cuando naciones del bloque como Brasil se negaron a la invitación calderonista para solicitar préstamos al FMI. Si la intención del Gobierno federal es mantener divisas en dólares para contener otro posible ataque especulativo al peso, ¿Por qué no mejor otorgar al Banco de México y a la Secretaría de Hacienda facultades para investigar a los grandes compradores de dólares? ¿No es la acaparación de divisas una práctica especulativa que daña a la economía mexicana? ¿No obliga la especulación a inyectar billetes verdes al mercado para atenuar la devaluación del peso?

Leía un comentario que señalaba que “abrir una línea de crédito” no es pedir el dinero, sino únicamente realizar el trámite para tenerla lista en el momento en que sea necesario. Empero, “tramitar” préstamos por casi la misma cantidad del ahorro probado no es desde mi punto de vista una señal de “solidez económica”. Debería de ocupar al Gobierno federal iniciar con las prometidas obras de infraestructura, como la nueva refinería, decisión que no debió nunca de someterse a una pasarla de gobernadores dado que, “la decisión obedecerá a cuestiones técnicas y no políticas” como puntualizó la secretaria Kessel, y es que los gobernadores son “políticos” y no expertos en geofísica, petroquímica, ingeniería civil, etcétera.

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