¿Y ahora qué sigue?
Por: Alfanhuy
El panorama mundial y el nacional se complican en proporciones que anteriormente nos eran desconocidas; una crisis financiera y una posible pandemia por fiebre porcina tipo AN1H1 modifica las expectativas y proyecciones sobre el avance en materia económica y posible recuperación de la economía mundial y nacional.
Con una pandemia en puerta, la actividad económica y la producción, especialmente en el sector de servicios, están y seguirán siendo dañados no solamente por las medidas precautorias tomadas por las autoridades, sino por una baja en el rendimiento y productividad de los trabajadores.
El sector turístico es una fuente importantísima de ingreso, disminuirá sustancialmente conforme la epidemia no pueda ser controlada; se plantea elevar de nivel 4 a nivel 5 de contingencia epidemiológica, en donde "es claro que virus se transmite de persona a persona en al menos dos países de una región." La pandemia es inminente; según Keiji Fukuda, director general adjunto de la OMS; "no vemos evidencia de que este disminuyendo la propagación del virus."
La actividad restaurantera, según la Canirac, tiene perdidas por 150 millones de pesos diarios, equivalentes a 1050 millones de pesos hasta el 5 de mayo, plantean que las autoridades locales y federales paguen el sueldo de los trabajadores afectados. Propuesta ciertamente utópica puesto que el Gobierno federal ya prevé una crisis fiscal puesto que los impuestos por derechos, y por productos, que percibe el Estado presentaran una abismal caída; si no hay empresas no hay trabajos y sin no hay trabajo no hay recaudación de impuestos como el ISR o IETU. El Estado no puede ni podrá sostener un subsidio con una recesión profunda, y se habla de recesión profunda por no causar más incertidumbre en los mercados y llamarle depresión, como propiamente le corresponde.
Con una disminución en la producción industrial y agrícola de 10.8 por ciento, según cifras del INEGI, no hacen más que corroborar lo antes mencionado, desgraciadamente y como siempre las clases sociales pobres serán los más afectados y son probablemente los que estén muriendo, pues no se han publicado estudios socioeconómicos de las víctimas o posibles víctimas de la influenza porcina.
El Presupuesto de Egresos de la Federación es la ley sujeta a más excepciones, con la actual panorámica debe de plantearse uno nuevo; encaminado a afrontar los problemas económicos del país y en primer lugar, aunque no es la función primaria del PEF, atender la crisis de salubridad.
Es risorio e indignante escuchar a la Ssa en comunicado decir que “la gripe porcina no es para tanto” y por otro escuchar a la OMS decir que “los países afectados deben prepararse para lo peor,” las declaraciones entre organismos nacionales e internacionales no son coherentes y en correlación están causando incredulidad e irresponsabilidad por parte de los ciudadanos.
Por otra parte es penoso que asuntos serios y en extremo delicados se politicen y conviertan en herramienta de distracción o se aproveche para ganar votos, pues la situación se presta para que buitres políticos puedan rapiñar a la población.
El futuro de México y de sus pobladores dependerá de la cooperación entre todos los países afectados y no afectados, entre el Gobierno mexicano y las instituciones internacionales, y entre el gobierno y la sociedad civil.
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